"Hasta San Antón, Pascuas son", es lo que siempre decía mi abuela. Ayer tuvo lugar la bendición de los animales. Era San Antón. Hemos vuelto a la rutina. Se olvidan los buenos propósitos y esa predisposición para la alegría -aunque estemos en crisis- . Todo el mundo adorna su casa...su calle...sea cristiano o agnóstico.
Murcia es una ciudad en la que se vive en la calle. La luz, el clima, todo invita a la relación con los demás. Y en las noches de Navidad, el espectáculo de las luces en la Plaza de Belluga, sobre la Catedral. Precioso. Mágico.
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